|ETC.PE|: Los vecinos afirman que se debe retirar a los comerciantes informales de las calles. El bullicio del comercio callejero en Barranca no pasa desapercibido para ningún transeúnte. Sin embargo, detrás de esta escena bulliciosa se esconde una realidad cada vez más preocupante: el crecimiento exponencial del comercio informal y ambulante. Este fenómeno, lejos de ser temporal, se ha naturalizado en la dinámica urbana, generando controversia y preocupación entre la comunidad.
La proliferación de vendedores ambulantes ha alcanzado niveles alarmantes, convirtiéndose en un problema que requiere atención y soluciones concretas. ¿Qué motiva a estas personas a ocupar las calles como lugar de trabajo? ¿Cuáles son las repercusiones de esta práctica para la vida urbana y la convivencia ciudadana?.
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«Es lamentable escuchar a algunos afirmar que deben ser notificados para dejar la calle o que desean dialogar. Pero, ¿sobre qué se debería dialogar? La solución para estos comerciantes es alquilar un local y formalizarse. Las autoridades deberían apoyarlos brindándoles licencias y otros trámites burocráticos en lugar de permitir que ocupen las calles», señaló un vecino.
Una de las justificaciones más comunes es la falta de oportunidades laborales formales. Ante la escasez de empleo, muchos optan por el comercio ambulante como única alternativa para subsistir. Sin embargo, esta decisión, comprensible en un contexto de dificultades económicas, no justifica la ocupación indebida del espacio público ni el deterioro de la calidad de vida de los ciudadanos.
«Los comerciantes informales se comportan como dueños de las calles. Después de un tiempo, exigen el derecho a ser reubicados y solicitan espacios. En lugar de formalizarse y buscar un local para crecer, se acostumbran a la informalidad y no pagan impuestos. Luego, se victimizan», manifestó otro vecino indignado.
El comercio ambulante, lejos de ser una solución, se convierte en un problema cuando obstaculiza el libre tránsito peatonal y vehicular, poniendo en riesgo la seguridad de todos los involucrados. La falta de regulación y control contribuye a esta situación, perpetuando un ciclo de informalidad y precariedad.
Vecinos exigen orden y tranquilidad:
«La mayoría de estas personas son forasteras, no son de esta localidad. Resulta desconcertante ver cómo ocupan los espacios públicos y se adueñan de ellos, justificándose al argumentar que necesitan trabajar. Sin embargo, ¿por qué deberíamos tolerar este abuso hacia los demás, cuando también buscamos nuestro propio bienestar?», agregó otro vecino.
Ante esta situación, es fundamental que las autoridades tomen medidas concretas. El primer paso es realizar un censo de los vendedores ambulantes, identificando sus necesidades y aspiraciones. A partir de esta información, se pueden diseñar políticas y programas de capacitación que brinden oportunidades reales de inserción laboral y desarrollo económico.
Sin embargo, estas medidas deben ir acompañadas de un enfoque integral, abordando las causas subyacentes del comercio ambulante y promoviendo alternativas sostenibles a largo plazo. La capacitación, el acceso al crédito y el fomento del emprendimiento son herramientas que pueden contribuir a la inclusión y transformación positiva de esta realidad.
El desafío del comercio ambulante en Barranca no puede ser abordado únicamente desde una perspectiva punitiva.
Es necesario reconocer la dignidad y el potencial de las personas que se dedican a esta actividad, ofreciéndoles oportunidades reales de crecimiento y desarrollo. Solo así podremos construir una ciudad más justa, inclusiva y próspera para todos sus habitantes. No obstante, también es necesario denunciar la obstrucción y ocupación ilegal de las vías públicas por parte de estos vendedores ambulantes. Muchos de ellos optan por vivir sin cumplir con sus obligaciones fiscales, mientras se victimizan y buscan obtener beneficios adicionales. En lugar de contribuir al sistema mediante el pago de impuestos, buscan aprovecharse de situaciones favorables para obtener más ganancias. Esta práctica, además de ser injusta, contribuye al caos en las calles y dificulta la convivencia ciudadana. Es imperativo que las autoridades tomen medidas firmes para regular esta situación y garantizar el uso adecuado del espacio público en beneficio de toda la comunidad.
[…] El desafío del comercio informal y ambulante en Barranca: una batalla que las autoridades deben afr… […]
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